En los últimos meses, hemos
asistido a la llegada de centenares de miles de personas, que han llegado a la
Unión Europea huyendo de la guerra, los bombardeos, el hambre y la barbarie.
Está siendo el mayor movimiento
de población, desde la segunda guerra mundial. Familias que con sus hijos e
hijas, dejando el horror atrás y tratando de buscar asilo, jugándose la vida,
llegan a las costas europeas, para perder allí su última esperanza. Cabe
recordar que el año pasado murieron treinta mil personas en el Mediterráneo y
el mar Egeo, tratando de llegar a Europa. Hemos podido ver en qué condiciones
han estado, bajo la lluvia, en
barrizales, en la más absoluta miseria.
¿Y cuál ha sido la respuesta de
la Unión Europea? Una respuesta indigna,
ya que por un lado, no ha acogido a los refugiados a los que se comprometió
acoger, cuando la sociedad civil, Ayuntamientos y Gobiernos Autonómicos han
preparado la estructura y los planes de acogida. Por otro lado, un acuerdo de
seis mil millones de euros con Turquía, un acuerdo en el que pagamos y nos
olvidamos, un acuerdo en que se devuelven seres humanos sabiendo que dicho país
está machacando al pueblo Kurdo. El acuerdo de la vergüenza que vulnera la
Carta Internacional de Derechos Humanos, la carta de Derechos Fundamentales de
la Unión Europea y la Convención de Ginebra para los Refugiados. El hecho de
que sólo los que posean nacionalidad siria puedan optar al asilo, es una
discriminación por nacionalidad. Sumando el intento de criminalizar a los
refugiados y refugiadas, extendiendo la idea de relación entre refugiados y
delincuencia, refugiados de primera y segunda, etc… siendo el germen del
racismo y la xenofobia. Mostrando la cara más insolidaria de los pueblos.
Tampoco deberíamos olvidar la
necesidad de actuar sobre el conflicto bélico, causante de los desplazamientos
masivos y preguntarnos sobre el papel de Europa y los países que han armado y
están armando al issis.
¿Cómo es posible que en la Unión
Europea se lleguen a acuerdos para rescatar bancos y no se aborden las causas
que provocan los desplazamientos forzados? Debería acordar programas de reasentamiento y hacer
un reparto equitativo y solidario entre todos los estados, activar los
mecanismos para hacer frente a las emergencias humanitarias, entre otras muchas
acciones, que tanto organizaciones humanitarias, como movimientos sociales y
los ciudadanos y ciudadanas están reclamando.
En definitiva, el acuerdo Euro
Turco abandona los valores que configuran Europa como un espacio común de
libertad y justicia.
(*) Carmen Rubalcaba. Administrativa. Voluntaria del Paris365. Miembro del Consejo Político de
Izquierda Unida Navarra. Concejal por Izquierda Ezkerra en Zizur Mayor y
Presidenta del Área de Igualdad de dicho Ayuntamiento.
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