Antes de
entrar en mayores profundizaciones sobre el debate que se está produciendo en relación a la Renta Básica Universal (RBU), sería
importante detenernos en algunos aspectos previos que pueden ayudar a
contextualizar correctamente su debate en el ámbito y tiempo actual de la Unión
Europea:
1.
Crisis
económica, desigualdad y pobreza
Europa
está viviendo, en los últimos 10 años, la mayor crisis económica y social desde
la II Guerra Mundial (1.939-1.945) lo que ha supuesto entre otras cosas: que
123 millones de europeos estén viviendo en situación de pobreza (Oxfan-2015), que
el 28 % de sus menores vivan en situación de pobreza
(Unicef-2014), que el 1 % más rico de los europeos tengan un tercio de la
riqueza de todo el continente (Oxfan-Credit Suisse-2015), que 23,88 millones de personas carezcan
de empleo (Eurostat-Febrero2015), que la tasa de desempleo juvenil sea del 19,7% (Eurostat-2015) …
2. Quiebra del estado de bienestar y de
los servicios públicos
El modelo neoliberal vigente
en la Unión Europea, con la excusa de la crisis y el incremento del déficit
público, de la gran mayoría de sus estados miembros, ha impuesto una nueva
vuelta de tuerca en la reducción de los servicios y prestaciones sociales hasta
entonces existentes, desmantelando un envidiado estado de bienestar a través de
privatizaciones en el sector público, recortes en sanidad y educación,
congelando o disminuyendo las pensiones, reduciendo las prestaciones por
desempleo, recortando salarios y derechos laborales conquistados a lo largo de
las últimas décadas ….
3. Empleo y Cuarta Revolución Industrial
Los avances en genética, inteligencia
artificial, digitalización, robótica, nanotecnología, impresión de 3D y
biotecnología, entre otros, van a tener un impacto muy significativo en la más
que previsible destrucción y precarización del empleo, generando un efecto devastador sobre la población europea, lo que previsiblemente
provocará más pobreza y desigualdad.
El 47% de los empleos pueden considerarse de alto riesgo de ser automatizados en los próximos 10 o 20 años (Universidad de Oxford). Hasta el año 2020 solo la robotización de nuevos sectores de la economía desplazará más de 5 millones de empleos netos en las 17 economías más importantes del mundo (Informe Davos-2016).
El 47% de los empleos pueden considerarse de alto riesgo de ser automatizados en los próximos 10 o 20 años (Universidad de Oxford). Hasta el año 2020 solo la robotización de nuevos sectores de la economía desplazará más de 5 millones de empleos netos en las 17 economías más importantes del mundo (Informe Davos-2016).
Un empleo cada vez más escaso, cada vez más temporal y precario, inestable y estacional, un empleo cuya perspectiva futura está bañada de grandes nubarrones como consecuencia de la ya iniciada cuarta revolución industrial y que sus platos rotos serán pagados una vez más, por los más desfavorecidos de nuestra sociedad: los que no pudieron acceder a una educación o cualificación adecuada, los discapacitados, las mujeres, las personas que han inmigrado por motivos económicos o por motivos de guerra ...
4.
Refugiados
e Inmigración
Pese
a la falta de datos oficiales con respecto a las previsiones de los flujos de
inmigración o de refugiados para los próximos años en la Unión Europea, si
podemos reseñar que durante el año 2015 llegaron 1.2 millones de personas y en
el año 2016 fueron más de 400.000.
Los conflictos bélicos en Siria e Irak, la inseguridad
persistente en Afganistán, la inestabilidad y miseria económica en muchos
países africanos, junto con la desestructuración de Libia y la reciente amenaza
del presidente Erdogan de enviar 15.000 refugiados mensuales a Europa, de los
más de 3 millones que subsisten en los campos de refugiados de Argelia, hacen
más que previsible que el flujo de inmigrantes y refugiados en la Unión Europea
siga incrementándose.
5.
Ascenso
de la extrema derecha y desmoronamiento de la socialdemocracia.
De los 27 países que conforman la Unión Europea, a
febrero de 2017, en 12 (Alemania,
Austria, Holanda, Italia, Bulgaria, República Checa, Estonia, Grecia, Irlanda,
Letonia, Lituania y Suecia) gobiernan coaliciones de derecha y partidos socialdemócratas,
por otro lado, en 4 países gobiernan coaliciones de derechas (Bélgica, Finlandia, Hungría y Chipre) y en
otros 3, gobierna la derecha por mayoría (En el Reino Unido lo hace por mayoría absoluta y en Polonia y en el Estado
Español por mayoría simple).
Así
mismo es de destacar el notorio ascenso de la extrema derecha en las últimas
elecciones de sus diferentes parlamentos, llegando al 21.1% en Dinamarca
(2015), al 14.0% en Alemania (2016), al 12.6% en el Reino Unido (2015), al 27.1
en Francia (2015), al 29.4% en Suiza (2015), al 12.9% en Suecia (2014), al
37,6% en Polonia (2015), al 20.2% en Hungría (2014) y al 20.5% en Austria
(2013).
Sin
pretender ser catastrofista, esta breve radiografía nos muestra a las claras la
preocupante situación política de la Unión Europea, en la que las políticas
antisociales campan a sus anchas bajo la hegemonía de partidos conservadores con
la colaboración mayoritaria de una socialdemocracia en caída libre y un ascenso
ininterrumpido de la extrema derecha.
Es en este contexto, es donde emerge, con renovadas fuerzas y argumentos, el debate sobre el derecho al cobro de una RBU que garantice a toda la ciudadanía unos ingresos mínimos y suficientes para alcanzar una vida digna y fuera de la pobreza.
Es en este contexto, es donde emerge, con renovadas fuerzas y argumentos, el debate sobre el derecho al cobro de una RBU que garantice a toda la ciudadanía unos ingresos mínimos y suficientes para alcanzar una vida digna y fuera de la pobreza.
Qué es el derecho a la Renta Básica
Universal?.
“El
derecho a la renta básica o ingreso ciudadano universal, que asegura a toda
persona, con independencia de su edad, sexo, orientación sexual, estado civil o
condición laboral, el derecho a vivir en condiciones materiales de dignidad. A
tal fin, se reconoce el derecho a un ingreso monetario periódico incondicional
sufragado con reformas fiscales y a cargo de los presupuestos del Estado, como
derecho de ciudadanía, a cada miembro residente de la sociedad,
independientemente de sus otras fuentes de renta, que sea adecuado para
permitirle cubrir sus necesidades básicas”. Artículo 1.3 de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos Emergentes (Monterrey-2007).
Por tanto,
el derecho a la RBU, la podríamos definir como incondicional, independientemente de la procedencia
de sus rentas, universal,
para todas las personas nacidas, individual, al
margen de su edad, sexo o estado civil y suficiente para garantizar una
existencia digna y una participación en
la sociedad.
Esta RBU necesariamente
deberá ser sustentada, previamente, con una reforma fiscal profunda y redistributiva,
y su coste, garantizado por los Presupuestos Generales de cada estado.
Por ello,
en el debate propuesto sobre la RBU, mi opinión no solo es favorable a seguir profundizando
en su debate, sino también en su defensa
y reivindicación, ya que, frente a la ineficacia de un sistema asistencialista
imperante en la sociedad actual, su implantación posibilitaría a través de este
derecho universal, lo que parece difícil se pueda garantizar a través del pleno
empleo.
Dicho todo
lo anterior y para que el derecho a la RBU no se convierta en una posible nueva
trampa del neoliberalismo, como empezamos a oír de alguno de sus representantes
(Davos-2016 y Silicom Valley-2016) con sus cánticos de sirena en favor de la
RBU, este no puede ni debe ser implantado a costa del desmantelamiento de un estado
de bienestar basado en un reparto más equitativo del empleo, del sostenimiento
y mejora de las pensiones y del fortalecimiento de los servicios públicos, todo
ello, sostenido por una reforma fiscal donde paguen más lo que más tienen.
Por ello
conjunta y al mismo tiempo que impulsamos la defensa del derecho a la RBU, deberemos
seguir trabajando en los diferentes frentes que afectan a los drásticos niveles
de pobreza y desigualdad en el ámbito de la Unión Europea y no digamos ya a
nivel mundial:
―
Reparto
del empleo.
En
relación al empleo deberemos, seriamente, trabajar por un reparto más
equitativo del trabajo remunerado, impulsando un recorte de la jornada de
trabajo (a 35, 30, 25 horas de manera progresiva), introduciendo medidas que
impidan la realización de horas extraordinarias y el pluriempleo, impulsando la
equidad de género, las economías alternativas y solidarias en una sociedad
menos egoísta y menos consumista.
―
Incremento
de las pensiones.
En
relación a las pensiones deberemos combatir su congelación y recorte,
trabajando por su revalorización y mejora al objeto de garantizar un importe
suficiente para que las personas mayores tengan una vida digna.
―
Refuerzo
de los Servicios públicos.
En
relación a los servicios públicos deberemos defenderlos radicalmente, más que nunca, propugnando unos servicios
públicos (seguridad social, sanidad, educación, transporte …) de calidad y universales,
que respondan con eficacia a las necesidades de toda la ciudadanía, sobre la
base del principio de equidad
Solo con una
reforma integral, progresiva y equitativa, junto a una lucha constante contra
el fraude fiscal, los paraísos fiscales y la recuperación e implantación de
nuevos impuestos (transacciones financieras, patrimonio, impuesto verde,
impuesto al turismo y otros) podremos aspirar a un estado de bienestar justo e
igualitario.
Tenemos
que ser conscientes que la consecución del derecho a la RBU pondrá en cuestión,
más que previsiblemente, el actual modelo neoliberal y para ello es
imprescindible modificar la actual correlación de fuerzas imperante en la Unión
Europea.
Y todo
ello, en mi opinión, sin renunciar a seguir implicándonos en la mejora de las
cuantías y condiciones para el cobro de la Renta de Garantía de Ingresos (CAV)
o de la la Renta de Ingresos Garantizada (Nafarroa), que sin tener nada que ver
con la Renta Básica Universal, es verdad que mejoran la protección social y ayudan a combatir
la pobreza severa de las personas en situación de vulnerabilidad, con especial
incidencia en la pobreza infantil y de las personas mayores.
El debate
sobre la RBU es un debate abierto y aún pendiente de pulir (cuantía de la misma,
posibles contraprestaciones comunitarias, generalización universal, sostenibilidad
económica, modos y tiempos de implantación, etc, etc.), un debate importante para las
organizaciones y movimientos progresistas que trabajan por un cambio de modelo social hacia otro más
justo e igualitario, un modelo social donde se respeten todos los
derechos para todas las personas, donde entendamos, todos y todas,
que la equidad introduce un principio ético o de justicia en la igualdad.
Nadie dijo
que fuera fácil, pero podemos conseguirlo.
(*) Patxi X. Lasa Aristu. Presidente del Patronato Fundación Gizakia Herritar/Paris 365.
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